No es que tal cosa pase por mi cabeza, no es para tanto, pero si un día digiero que mi carrera profesional no tiene pies ni cabeza y que mi vida sentimental es menos prometedora que la de Susan Boyle, estos son los lugares a los que acudiría para decirle bye-bye a mis sufrimientos.
5. Centro Cultural Universitario Tlatelolco
Un bello edificio, que anteriormente pertenecía a la Secretaría de Relaciones Exteriores. Después de que el gobierno lo donara a la UNAM, fue intervenido por Thomas Glassford con leds que lo recorren de arriba a abajo al puro estilo de la Guerra de los Mundos (en su última versión cinematográfica). Está inspirado en Xipe Tótec, es decir, Tezcatlipoca Rojo, dios mexica que se quitó la piel para alimentar a la humanidad. La imágen no es mía, pueden darle click e ir al blog NAIT5 URBAN SCREENS, donde encontrarán una descripción puntual de esta chulada.
4. Catedral de San Basilio
Siempre he tenido coqueteos con el comunismo y esta es la construcción que viene a mi mente cuando pienso en él; irónicamente es una iglesia ortodoxa. Es hermosa, por donde sea que la vea.
3. The Aurland Lookout
Lugares así te inspiran a saltar por el borde mientras gritas ¡Mundooooooo! con los brazos bien abiertos. Este impresionante mirador está en Noruega y fue diseñado por el despacho de Saunders Architecture. Creo que un día de estos visitaré a mi primo el noruego, porque este gran puente de madera merece un aplauso en persona.
2. Las Torres de Satélite
¿Qué, no puedo? Sí, se me salen las lágrimas cada que las veo, pese a quien le pese. En este lugar me han sucedido tantas cosas que, ¿por qué no morir ahí? Mi segundo esposo, Goeritz las dejó ahí para ser el escudo del orgullo sateluco, con o sin Viaducto Bicentenario. Tal vez se rían, pero verlas mientras circulas de sur a norte, acercándose a ti, lentamente con sus colores barraganianos te hace recordar por qué te aguantas 4 horas de tráfico diarias. La fotografía es de Mike Azúa.
1. Holsteiner stairs en Wuppertal
Esta belleza de Horst Gläsker inspiró todo el post. Cuando vi esta fotografía pensé "esas serían las escaleras más chingonas en las que me podría romper mi mandarina en gajos". Oh, sí, es mi número uno. Adoro las intervenciones urbanas.
Puede ser que no haya solucionado aún mis problemas, pero ya sé a dónde ir si no lo logro.
¿Algún lugar que sugieran para agregarlo a la lista?
Linda noche.


2 comentarios:
La escalera me late, pero la gente tendría que recoger el seserío si decido el estilo de Emilio Salgari: un fino sepukku!
Pues bueno, si no, ¿para qué cometer suicidio? Saludos! :)
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