De unos fines para acá, recorrer a pie o en bicicleta mi propia colonia me ha hecho recrear atmósferas de hace tiempo. A veces el ambiente se siente como si fuera una rica noche en Paraíso, otras me parecen ser aquellas en las que salía a hacer caminata nocturna con Lulú, Ale y Dian -la zona es muy segura, considerando que éstas las hacíamos solas a las 3 de la mañana-. A veces simplemente íbamos a dar la vuelta a casa de un viejo novio, a ver si se despertaba para salir a vernos, otras, era simplemente la cosa de escaparse.
Mi colonia tiene su encanto: el que yo le dí con la gente que quiero. Le doy vida y la recreo en mis recuerdos, con mucho gusto y entonces me inspiro a saber qué tan lejos llegaré... ya no me quiero marchar de aquí.
Dicen que vivir con nostalgia es un estado de depresión. Yo no lo creo así, en realidad, creo que no tengo otra forma de ver la ciudad y sus rincones. Cada uno, al transitarlo, me devuelve la sensación física, mental y emocional que tuve exactamente en ese momento.
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