Desde hace unos años entiendo a la Ciudad como un ente con vida, y tú, el origen de lo que marcó la mia.
Los autos circulan por tus vías, sin parar, todo el tiempo, a pesar de sus alteraciones cotidianas.
Recurro a ti para el desengaño, humildemente, para que me muestres nuevamente la salida. Regreso a ti, al confort de tus escondites y tranquilidad nocturna, para que me recuerdes la complejidad de la megalópolis y lo valioso del camino.
Lejos de la agitación del monstruo y sus voraces cuadriculas, recurro a tus orgánicos caminos para reencontrar consuelo, calma y paz.
Recuérdame el inicio y todo lo que era sencillo, regrésame la fuerza y la paciencia en el hastío.
Devuelveme mi sueño, ciudad dormitorio.
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